El protagonismo del Trabajo Humano


El trabajo nos remite a una realidad fundamental de la vida humana, como capacidad   y medio para transformar la naturaleza en aras de asegurar lo vital, y de esa forma ejercer una primera humanización de la creación.

Una actividad de doble dimensión: material y espiritual, que concreta la encarnación de lo humano en la creación física.

El hombre y la mujer, mediante su trabajo no solamente transforman la naturaleza, sino que se transforman a sí mismos, creciendo en humanidad.

La dignidad del trabajo no viene dada por su sentido objetivo, la obra que resulta del esfuerzo personal, comunitario y social, sino por su sentido subjetivo, porque el que realiza la obra es una persona, un sujeto autónomo, libre, creador y llamado a participar en solidaridad con otros en el esfuerzo común.

Al factor material de ser un medio para la satisfacción de las necesidades humanas, y al factor espiritual por la doble dignificación (al trabajador y al producto ó servicio), debemos agregar la dimensión cultural.

Sin lugar a dudas, ante los intentos de imponernos una cultura del ocio y la superficialidad, debemos recuperar la dimensión cultural del trabajo humano, para crecer en sociedad y como personas. El trabajo humano constituye un aporte significativo   a la participación política. Una persona sin trabajo difícilmente puede participar de la vida política.

Las políticas impuestas en nuestros países han afectado en forma determinante al mundo del trabajo, especialmente con el aumento constante del desempleo; el deterioro y pérdida del diálogo    y concertación social (especialmente por la reducción y hasta eliminación en muchos lugares de la contratación colectiva); la creciente violación de los derechos laborales; y las represiones que se continúan cometiendo en varios de nuestros países.


 No hay democracia sin trabajo digno y sin organización de trabajadores.

Se vienen generalizando y profundizando campañas y procesos destinados a liquidar toda expresión organizada de los trabajadores y los pueblos a reprimirlas con argumentos pseudo-legales y someterlas al llamado proyecto de “modernización”. Los neoliberales afirman que “el mejor sindicato es el que no existe”. Esto conforma una creciente violación de los derechos y libertades de los trabajadores y de sus organizaciones.

Pero también afectan a las organizaciones de trabajadores y a los trabajadores, en forma seria     e importante factores de carácter interno: la dependencia de los partidos políticos, las formas condicionadas de participación democrática, las limitantes de carácter económico y técnico, la pérdida de identidad y la falta de respuestas de las mismas organizaciones a las necesidades y aspiraciones de los trabajadores.

Una adecuada concepción del trabajo humano es fundamental para que la cultura de la solidaridad y la economía de la solidaridad tengan plena vigencia. No hay tarea humana que no lleve el sello de la dignidad personal.

Si el Desarrollo de una Sociedad debe tener como centro y destino esencial a la persona humana, un modelo de desarrollo humano integral debe asumir como centralidad indispensable al trabajo humano

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